La ley 3 de 3 que fue promovida por el instituto mexicano de la competitividad y que obtuvo 634 mil 143 firmas que fueron verificadas por el instituto nacional electoral, sirvió solo para exhibir la ineficiencia de todos los senadores y diputados y la “miseria política” de unos cuantos de ellos, porque terminaron por aprobar una ley general del sistema nacional anticorrupción que “mereció” el veto presidencial.
Por eso, tendrán que modificar, por lo menos unos 16 artículos de la ley de responsabilidades administrativas y para el efecto ambas cámaras citaron a la comisión permanente a un período extraordinario de sesiones, el próximo martes 5 de julio.
Como se dio a conocer con oportunidad, las fracciones parlamentarias que hicieron mayoría aprobaron la ley 3 de 3 pero muy a su real conveniencia. Quitaron la responsabilidad a los servidores públicos de la obligación de publicitar sus declaraciones patrimonial, fiscal y de intereses e incluyeron el deber de presentar declaraciones patrimoniales a todo particular, individuo o empresa que reciba o ejerza recursos públicos.
La reacción no se hizo esperar por parte del sector empresarial y con la facultad que la constitución general de la república otorga al poder ejecutivo, el presidente emitió el veto y de inmediato solicitó al legislativo la revisión y reposición de la citada ley.
El vocero presidencial expuso que el objetivo es “que los recursos que la ciudadanía aporta se haga de la mejor manera posible, con transparencia y con honestidad” y enfatizó que “la declaración de millones de mexicanos que salen todos los días a ganarse la vida con honestidad, en nada ayudaría a combatir la corrupción, y en cambio, vulneraría su vida privada y pondría en riesgo sus derechos humanos”.
Así que de nada sirvió que de los tres senadores chiapanecos, uno se desgañitara pregonando a voz en cuello las supuestas bondades de la nueva legislación, y los otros dos, en un programa radiofónico nacional demostraran su novatez y recurrieron a la personalidad de sus respectivos progenitores, que en su momento bien que mal, ocuparon importantes cargos en la administración pública y brillaron con luz propia, mientras que ellos exhibieron que sin el nombre y la trayectoria de “papi”, no son nada…