Aseguran especialistas que la serpiente coralillo, se trata de una especie que es escurridiza y tímida, por ello, la población no debe de satanizarlos

por Notinúcleo Networks

Luego de que un menor de edad fue mordido por una serpiente tipo coralillo en Ocosingo, Antonio Ramírez Velázquez, curador del área de anfibios y reptiles de Zoológico “Miguel Álvarez del Toro”, dijo que el riesgo de que una persona sufra un ataque por estos animales es remota, porque tienen conductas escurridizas y son tímidos.

En ese sentido, explicó, una mordida de serpiente (sin importar la especie) se produce por diferentes factores: no atacan si no son provocadas de alguna manera, debe existir algún tipo de contacto que pueda alterarlas; estando en su habiente natural no son agresivas.

“Desgraciadamente, el peligro de estos animales se magnifica más por cuestiones de interpretación equivocada (…) que va más allá de la realidad. Son animales muy estigmatizados a consecuencia de conceptos o ideas religiosas (…) por el hecho de ser venenosos se consideran de alto riesgo”, explicó Ramírez Velázquez.

Aclaró que no se trata de minimizar el problema (respecto a lo ocurrido con el menor que fue mordido), debido a que la mordedura de esta especie debe ser atendida oportunamente. Anualmente, ingresan al Zoomat entre 300 y 500 mil personas; en 36 años han ingresado unos 15 millones de turistas a disfrutar de los animales que se encuentran al interior, en todo ese tiempo solo se tiene registro de dos personas que tuvieron “mordeduras secas, significa que no hubo envenenamiento.”

Para Abigail Vázquez Quinto, técnico de la curaduría de anfibios y reptiles, comentó que desde hace 10 años están realizando un monitoreo de la población coralillo Micrurus browni, aunque otras –como la de cascabel- han emigrado por las condiciones del clima.

Señaló que uno de los mitos que tiene la ciudadanía respecto a este ejemplar es que pica con la cola, situación que ha sido descartada a través de las investigaciones que han realizado.

Describió que los coralillos al ser pequeños y delegados, el tamaño de sus colmillos no supera los dos milímetros y, para que pueda existir una inoculación (transmisión del veneno), “tendrían que hacer un proceso como si masticaran”, agregó.

En ese sentido, opinó, las mordeduras de los coralillos ocurren en las manos o pies de las personas que los intentan manipular, por ello, recomendó a la población mantener la calma ante un accidente, porque el veneno puede afectar el sistema nervioso.

Además, informó, no hay que lavar la herida ni aplicar torniquetes; lo ideal, enviar a la persona a un centro de salud. El Zoomat tiene en existencia 20 especies de serpientes, entre ellas, se encuentran las de mayor importancia en aspectos culturales, biológicos e incluso sanitarios; sin embargo, en todo el territorio chiapaneco la cifra puede elevarse hasta 120, pero no todas son de alto riesgo. “Las que tenemos en el zoológico (…) es una muestra representativa”, agregó Antonio Ramírez.

Al interior de las 100 hectáreas que forman parte de la reserva natural “El Zapotal”, la serpiente más común es el coralillo, de manera anual se llegan a encontrar hasta 80 ejemplares viviendo entre el bosque.

En Chiapas existen especies endémicas, es decir, exclusivas de nuestro estado, terminar con esta población significaría desaparecerlas de todo el mundo. Entre ellas destacan: la Nauyaca, conocida como cabeza Pacha (encontrada en la zona Alltos); además, en la Sierra Madre se pueden encontrar a la Bothriechis ornatus (aunque hay polémica si es o no lo mismo que hay Guatemala).

El portal http://www.zoomat.chiapas.gob.mx describe que la palabra Nauyaca “es de origen náhuatl y significa “cuatro narices”, hace referencia a las cuatro fosas que se observan en el rostro de estas serpientes, las fosas intermedias tienen la función de captar variaciones de temperatura en la proximidad de la serpiente lo que le permite identificar presas o enemigos potenciales aun en plena obscuridad.”

Muchas especies de serpientes han sido cazadas por el ser humano por la intolerancia que existe, cultura que ha sido reforzada por los medios de comunicación, películas, novelas o comedias.

El curador del área de anfibios y reptiles de Zoológico “Miguel Álvarez del Toro” destacó que existe un trabajo institucional y de las organizaciones civiles para proteger la biodiversidad de las especies en vida silvestre.

Mariela Hernández, estudiante de la carrera de Biología en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach) y prestadora de servicio social en el Zoomat de la capital chiapaneca, narró que sus primeros contactos fueron con serpientes no venenosas pero medir la distancia con las serpientes es fundamental para evitar su mordedura, externó.

Finalmente, describió que el gusto por los reptiles lo adquirió desde pequeña; su abuelo, incluso, trabajó en el Zoomat. Actualmente, estudia el comportamiento del heloderma, como parte de su trabajo de investigación, sin embargo, no desconoce a los cantiles, falso coral y otras serpientes.

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