Desde hace varias décadas, miles de migrantes Centroamericanos han salido de su país de origen con dirección a los Estados Unidos, esto con la esperanza de encontrar mejores condiciones de vida, esto en parte a las condiciones económicas y de violencia.
Por ello migrantes procedentes de Guatemala, el Salvador, Honduras y, desde el primer éxodo en octubre de 2018, migrantes sudamericanos han llegado a México, entrando por la frontera sur de nuestro país, ocasionando una crisis migratoria ante el constante flujo que trae consigo vulnerabilidades para las personas en tránsito.
Elisa García López, profesora investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de Chiapas, expone que, en Centroamérica, principalmente en el Salvador, prevalece una política de mano dura contra pandillas, a las que responsabilizan de haber sembrado el terror en barrios y comunidades por años.
Ante esta situación, se han realizado miles de detenciones violando los derechos humanos, pues criminaliza la pobreza que se vive en el país, sin embargo, no ha resuelto el problema de inseguridad, así mismo, en Guatemala y Honduras se comienza a replicar dicha política.
Por ello, las motivaciones de estos migrantes para salir de sus países tienen que ver con el deterioro de la situación económica, es decir, aumento de la pobreza, falta de empleo y salarios insuficientes, pero también, y desde hace años, estos migrantes huyen de condiciones de violencia (intrafamiliar y de las pandillas), y de los efectos y estragos derivados de fenómenos naturales.
Informa: Reynaldo Esquinca