Luego de los recientes bloqueos carreteros durante la semana que está por terminar, por parte de organizaciones campesinas y maestros disidentes, por distintos puntos del Estado como Unión Juárez, Tapachula, Comitán, Altamirano, Margaritas, Trinitaria, crucero la Tijera, Puerto Caté, Bochil, etcétera, una vez más se volvió a vivir un clima de inseguridad vial en perjuicio de terceros.
Los empresarios a través de sus dirigentes de las principales ciudades afectadas, de inmediato levantaron sus voces para protestar por los cuantiosos daños que para el comercio representan estas movilizaciones que, justificadas o no, se están volviendo “el pan de cada día”.
Y es que por ejemplo, los camiones que transportan alimentos o bebidas embotelladas, se quedaron varados por largas horas, lo mismo que ambulancias que trasladaban enfermos de una ciudad a otra y vehículos particulares.
Molestia e indignación causó entre los ciudadanos que tenían que trasladarse a sus centros de trabajo o los estudiantes a sus aulas escolares y no se diga aquellas personas que procedentes de sus comunidades o municipios tenían cita médica ya sea en Comitán, Tapachula o Tuxtla Gutiérrez donde se encuentran los hospitales de primer nivel.
Este panorama que se está volviendo cotidiano en nuestro Estado, nos indica que algo anda mal… Que la paz y la armonía necesarias para la convivencia diaria están siendo trastocadas.
Algo tienen que hacer las autoridades para que estas acciones a todas luces arbitrarias no se repitan un día sí y otro también. El estado de derecho se está convirtiendo en letra muerta ante la falta de aplicación y el caos y la violencia están llegando a límites intolerables.
Hasta el siguiente comentario…