La sequía en el estado de Chiapas está llegando a niveles alarmantes.
El servicio meteorológico nacional, organismo dependiente de la comisión nacional del agua, informó que 40 municipios ya tienen problemas por la escasez del vital líquido.
Pero cuatro de ellos: las margaritas en la región fronteriza y Arriaga, Tonalá y Pijijiapan en la costa, tienen sequía severa, mientras que los 36 restantes presentan este problema de forma moderada.
La información se sustenta en la utilización de redes de observación, observadores sinópticos, radares, estaciones de radio sondeo y estaciones receptoras de imágenes de satélite.
La dependencia meteorológica se apoya en el monitor de sequía en México, que a su vez forma parte del monitor de sequía de América del norte.
Desde luego que nadie duda de la información, porque todos estamos resintiendo los efectos de esta temporada de estiaje que está más severa que nunca. Incluso, esta semana el presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez alertó que los pozos que nos abastecen de agua se están secando.
Todos hablan del fenómeno del “niño” y de los efectos del cambio climático. La realidad es que podremos decir “misa”, pero lo cierto es que la naturaleza nos está cobrando la factura y a muy alto precio.
La tragedia de Valdivia en el 98 o del huracán Stan en el 2005, son solo dos de los ejemplos más recientes de esas facturas
Son muchos años de tala inmoderada de bosques y selvas y de saqueo clandestino de madera y también han sido muchos los programas simulados de reforestación.
Nadie ha entendido que sembrar un árbol y no regarlo en la temporada de secas hasta que crezca, es como engendrar un hijo y abandonarlo a su suerte.
Y es triste reconocerlo, pero al paso que vamos, la hoy comisión nacional del agua tendrá que cambiar su nombre a comisión nacional de la sequía…
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