Cerramos la semana sin pena ni gloria, o mejor dicho, con más pena que gloria.
Nos referimos a las mesas de diálogo entre magisterio disidente y gobierno federal.
No se avanzó en nada. La advertencia del NO inicio de clases el próximo lunes está latente. Ese día, por el contrario, se confirmó que habrá una mega marcha.
José Luis Pável Escobar, vocero del magisterio en resistencia, entrevistado por medios nacionales, amenazó con que “si no es abrogada la reforma educativa, habrá derramamiento de sangre”
Reiteró que el conflicto tiene dos salidas: que el gobierno reconozca que se equivocó, o la violencia.
Por su parte, la COPARMEX, exigió a la autoridad federal que utilice la fuerza pública para devolver el orden social en las entidades en que se mantienen los plantones y bloqueos de los docentes.
Mientras aquí en Chiapas para las autoridades locales, por lo menos en las últimas 72 horas, ha sido más importante el fallo que el Tribunal Electoral Federal emitió a favor de la presidenta municipal de Chenalhó, Rosa Pérez Pérez al restituirle sus derechos, que la situación de incertidumbre y tensión que vive el resto de los chiapanecos.
Hablar de los daños directos y colaterales, consecuencia del conflicto magisterial, ya resulta ocioso.
No cabe duda que cada vez se confirma que en nuestro país, hay mexicanos de primera y de segunda.
Los niños y jóvenes de 28 Estados de la República volverán a las aulas el lunes 22 de agosto. Los de Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, sus propios maestros, les negarán ese derecho.