Era principios de mayo cuando el biólogo Gilberto Pozo Montuy monitoreaba una parte de la selva en el municipio de Cunduacán, en el estado de Tabasco, cuando dos monos aulladores cayeron de un árbol frente a él con un ruido sordo. Ese sería el inicio de una serie de muertes de ejemplares en Tabasco y Chiapas.
Pozo Montuy, director de Conservación de la Biodiversidad de la Cuenca del Usumacinta (Cobius), dio a conocer que fueron 37 monos saraguatos que murieron a causa la temporada de calor en Chiapas.
El director señaló que el periodo más crítico con el mayor número de muertes fue en mayo y que hasta el momento, la cifra preliminar fue de 284 muertes de monos aulladores en Tabasco, 37 en Chiapas y algunas muertes en Veracruz.
Además, Pozo Montoy reconoció la coordinación realizada por las instancias ambientales en Chiapas, debido a que fue vital para evitar más fallecimientos de ejemplares.
Los municipios de Juárez y Pichucalco registraron 37 muertes en el estado, por lo que el biólogo dijo que es necesario garantizar la supervivencia de la especie.
Luego de realizar las necropsias y análisis moleculares, se concluyó que el común denominador y detonante de la mortalidad de los monos aulladores fue el aumento de la temperatura y su permanencia por más de 30 días por encima de los 42° centígrados.