El caso San Juan Chamula donde el alcalde, el síndico y otros integrantes del Ayuntamiento fueron asesinados con armas de fuego, es una prueba más de lo absurdo y de la falta de respeto a la vida.
Independientemente de los motivos que generaron estos acontecimientos, las funestas consecuencias, ya no tienen marcha atrás.
A las autoridades de todos los niveles, lo único que se les ocurre, como siempre, es lamentarse y comprometerse a investigar para castigar a los responsables.
Un senador que, a la vez dirige un partido político, después de afirmar que “Chiapas es tierra de libertades donde se privilegia siempre la concertación para resolver las diferencias”, aseveró que a los autores de estos hechos, se les debe aplicar “todo el peso de la ley”.
Otro funcionario de la administración estatal, se concretó a señalar que “hay seis detenidos, que los homicidios se cometieron después de que unos dos mil habitantes se concentraron en la explanada de la presidencia municipal, que una comisión fue recibida por el alcalde, que luego sonaron los disparos… y más tarde llegó la policía para hacerse cargo del orden en ese municipio”.
Paralelamente y sin que tenga relación con lo anterior, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reveló que en la primera mitad de este año, en Chiapas se registraron más de 200 asesinatos, de los cuales 77 fueron cometidos con arma de fuego.
Luego entonces, lo que está fallando es la aplicación de la ley que prohíbe el uso de armas de fuego a la población.
Con estas cifras podemos comprobar que cualquier individuo puede pasear su impunidad llevando consigo un revólver en la cintura, o incluso armas de alto poder y de uso exclusivo del ejército, sin que nadie le diga nada.
De la campaña “te cambio tu rifle o pistola por una computadora”… ¡ya ni acordarse!
No cabe duda que solo fue una ocurrencia política más para distraer la atención sin importar los resultados…