Finalmente les aplicaron la ley a los normalistas que desde el paro magisterial vieron en las casetas de cobro un negocio por demás jugoso, pues haciendo cuentas, sus ganancias fueron más que sustanciales.
Por eso siguieron tomándolas a diestra y siniestra porque sabían que tenían dinero disponible con tan solo ponerse un pasamontañas y portar varias docenas de cohetones para intimidar hasta la policía.
Solo que esta vez fueron más allá abusando de su suerte y de la excesiva tolerancia de las autoridades, pero como dicen, el hilo se les rompió por lo más delgado y cometieron varios errores que les costaron muy caro.
Resulta que el fin de semana los 28 normalistas que fueron detenidos, no solo secuestraron un autobús de pasajeros sino que atacaron a elementos de la federal preventiva.
Y aunque gracias a que un abogado de la sección 40 del magisterio logro sacarlos de la cárcel, todos se encuentran bajo la reserva de ley… pero la pregunta es ¿hasta cuándo las autoridades continuaran permitiendo esta clase de excesos que si un delincuente cometiera un asalto a mano armada en cualquier caseta, iría a parar directito al amate por varios años?
¿Por qué tanta complacencia para los normalistas, que envían una mala señal a la sociedad con sus actos?