Perfil de opinión, miércoles 21 de diciembre

por Notinúcleo Networks

Tuxtla Gutiérrez ha pagado con creces a lo largo del año que está por concluir, el precio de ser la sede de los poderes del estado.

 

Por demás está hablar de los 120 días del plantón y bloqueos carreteros por parte del magisterio disidente, cuando en los  meses y días siguientes, las protestas no han cesado.

 

En las últimas semanas y horas, las movilizaciones de diferentes grupos, ya sea de estudiantes normalistas, indígenas que reclaman obras en sus municipios, trabajadores de salud que les han desviado sus prestaciones,  han tomado a la capital como centro principal de sus demandas.

 

Incluso se ha llegado al vandalismo y ya no se sabe si son en verdad estudiantes o agitadores profesionales que están actuando como viles terroristas. Ejemplo, la quema de vehículos en la explanada de la secretaría de educación el día de ayer, aunque unas horas antes, en la misma dependencia habían saqueado los equipos de cómputo y los archivos.

 

Por otra parte, otro de los males que aqueja a nuestra ciudad es la abundancia de ambulantes, en donde los desalojos duran tan poco porque los mismos comerciantes u otros vuelven y se reinstalan tan pronto como se retira la policía.

 

Por lo pronto, durante las últimas horas, el centro recobró su tranquilidad y belleza. Está despejado de todo tipo de puestos habidos y por haber.

 

Pero los ciudadanos tuxtlecos, acostumbrados a tanto desorden, nos preguntamos: ¿cuánto nos durará el gusto?

 

Hasta el siguiente comentario.

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