Sin duda alguna, lo más sobresaliente de la semana fueron dos acontecimientos: uno bueno y otro malo.
Nos referimos al cuarto informe presidencial y a la visita previa del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos.
Este informe se distinguió por la novedosa modalidad, nunca antes vista: el encuentro personal entre en el primer mandatario y jóvenes de diferentes puntos de la república, en un diálogo abierto con preguntas sin censura y respuestas puntuales como era de esperarse por parte de quien tiene bajo su responsabilidad la conducción del país.
Lo ocurrido el día anterior, la visita del magnate Donald Trump, todavía no se digiere a pesar de las justificaciones que se han dado desde los más altos niveles del poder.
Y es que a pocas horas de ser recibido en los pinos y de regreso a Estados Unidos, desde Arizona, volvió a arremeter contra México, al anunciar que “vamos a construir una enorme muralla en la frontera sur y México va a pagar al ciento por ciento, no lo sabe todavía, pero así será”.
No en vano, analistas, políticos, partidos, historiadores y ciudadanos aquí y mexicoamericanos allá, calificaron como “error histórico” la invitación a Trump. Incluso, Rubén Banda, mexicano de 95 años con cartel en mano y recurriendo a la letra de nuestro himno nacional, manifestó: “más si osare un extraño enemigo, profanar con sus plantas su suelo…”. Por su parte la diputación permanente de la asamblea legislativa de la Ciudad de México, lo declaró “persona non grata”.
En fin… lo malo: la estela de molestia e indignación que dejó la visita de Trump; lo bueno: una vez más el pueblo mexicano demostró que para defender la soberanía de nuestra patria, no titubea, ni un solo segundo, para unirse, como lo hizo al unísono esta semana…