El aparatoso accidente carretero que sufrieron tres jóvenes universitarios en el kilómetro 13 entre Ocozocoautla y Arriaga, ocurrido el pasado miércoles, invita a una reflexión sobre el uso adecuado de nuestras vías de comunicación, evitando el consumo bebidas embriagantes.
Carlos Arturo Jiménez Díaz, conductor del Volkswagen gol, después de pasar por sus compañeras de estudios a su domicilio en Tuxtla Gutiérrez, se dirigieron a Tonalá y cuando pasaban por la peligrosa bajada del cerro de la sepultura, cerca de Arriaga, se produjo el percance.
El peritaje arroja que Jiménez Díaz, conducía en estado de ebriedad y que de milagro salvaron la vida, porque el muro de contención con que chocaron partió en dos el vehículo, aunque una de sus acompañantes, Suriana Leydidi Gómez Flores, de 19 años de edad, se encuentra en estado de coma, en tanto que Celia Karina Flores Hernández, resultó con lesiones leves.
La noticia y los comentarios en redes sociales y otros medios no se hicieron esperar a lo largo de la semana. Incluso, lo lamentable es que la madre del conductor negó que su hijo conociera a Suriana Leydidi y la familia de ésta, asegura que eran amigos.
El desenlace de este caso aún no termina y está en manos de las autoridades, independientemente de si hubo negligencia o no en cuanto al auxilio que requirieron los heridos.
Lo que es innegable es que, hoy en día, según investigaciones de instituciones universitarias, el consumo de alcohol representa la primera causa de muerte entre los jóvenes del país. En tanto que las autoridades hospitalarias señalan que 8 de cada 10 accidentes de personas lesionadas en accidentes carreteros llegan a las salas de urgencias son por la misma causa.
En cuanto a las carreteras, se ha dicho hasta la saciedad: en Chiapas, no tenemos autopistas sino caminos de cuota y aunque lo fueran, no son pistas de carrera, como lo consideran muchos conductores que, todo el tiempo viajan “como si los correteara la prisa” y lo hacen fuera de los límites de velocidad…