Perfil de opinión, viernes 15 de julio

por Notinúcleo Networks

Hay muchas “chatarras” rodantes en las calles de las principales ciudades del estado y en las carreteras.

 

Son verdaderas “calderas” que expiden humo al por mayor y que  en nada abonan a la pureza del aire que requieren nuestros pulmones y que cada vez está más contaminado.

 

Estamos hablando de los camiones de pasajeros que viajan de la capital a los municipios y poblados circunvecinos, pero también de los vehículos  de volteo que a lo largo y ancho de los libramientos son un peligro para los automovilistas que tienen que viajar atrás recibiendo “la lluvia de grava y arena” que arrojan, mientras pueden rebasarlos, porque van lentos pero invadiendo el carril de alta velocidad.

 

Es cierto que las condiciones actuales como el aumento de precio de los combustibles, refacciones y otros insumos no les permite renovar su parque vehicular, pero cuando menos, los señores concesionarios deberían condicionar  el empleo a los choferes a cambio de conducir con educación y respeto a los demás.

 

Los  operadores de camiones de pasajeros, se detienen intempestivamente y sin ninguna precaución en donde se les da la  gana para subir o bajar pasaje, sin importarles que los demás conductores tengan que frenar con brusquedad o esquivarlos para evitar un accidente.

 

Los de camiones materialistas, no se diga, ellos se “cocinan” aparte, creen ser dueños de las calles y carreteras. Sus pesadas unidades  parecen darles  patente de impunidad.

 

Pero de todo lo anterior, no son ellos los únicos responsables. Mucha culpa tienen las autoridades de la secretaría de transportes y de tránsito en sus tres niveles.

 

Hoy en día “cualquier hijo de vecino” conduce un vehículo pesado, aun cuando carezca de aptitud, educación vial y demás requisitos que debe reunir antes de ponerse al frente de un volante.

 

Porque para las autoridades en mención, y para los propios concesionarios y choferes, tal parece que como dice la popular composición de José Alfredo, “¡la vida no vale nada!”…

 

Hasta el siguiente comentario.

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