La oportunidad de una posible remontada para Sergio Pérez en su carrera de casa se esfumó tan pronto como las luces del semáforo se apagaron en el Autódromo Hermanos Rodríguez.
Un mal acomodo en la parrilla de salida hizo que Checo recibiera cinco segundos de penalización en las primeras vueltas del GP de la Ciudad de México, pese a que había avanzado del lugar 18 al 13 en la primera vuelta.
Ese fue el inicio de una carrera que se convirtió en penuria para Pérez. En el giro 18 intentó rebasar a Liam Lawson, pero la defensa del neozelandés lo obligó a salirse de pista y acabar con daño en su RB20. Pérez calificó de “innecesario” el incidente, que le quitó la posibilidad de obtener puntos frente a su público.
“Si no aprende, seguirá haciendo este tipo de maniobras, quizá le cuesten el contrato para el próximo año”, dijo Checo con relación al neozelandés Lawson, quien aspira a luchar por un asiento en Red Bull.
Sin armas para competir, Checo Pérez entró en modo de supervivencia para el resto de la prueba, siendo superado por varios pilotos, incluyendo Lawson, a quien insultó por la radiocomunicación varias veces.
Pese a que el incidente del mismo Lawson con Franco Colapinto le permitió avanzar a la posición 14, sacrificó el resultado para buscar la vuelta más rápida, sin éxito, quedando relegado al puesto 17 en el resultado final.