Especialistas advierten que más del 80% de los animales en zoológicos están en riesgo en su hábitat natural; llaman a valorar la biodiversidad que aún habita en entornos urbanos.
En medio del ruido de la ciudad, pocos se detienen a observar que entre calles, parques y ríos aún sobreviven aves, reptiles e incluso pequeños mamíferos que forman parte de la fauna local. Sin embargo, la percepción ciudadana suele catalogarlos como amenaza más que como riqueza natural.
El especialista Carlos Guichard lamenta que la sociedad se haya desconectado de su entorno vivo.
“El ser humano ha perdido cercanía, ha perdido sensibilidad por la fauna, y ha perdido de vista que hay muchas especies de animales que se adaptan aún con las condiciones actuales a vivir en zonas urbanas y semiurbanas… y que el ser humano los trata como peligro y los ve como amenaza”.
De acuerdo con datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en México existen más de 2,600 especies de flora y fauna en riesgo, entre ellas aves emblemáticas como el quetzal o el pavón, así como reptiles, cocodrilos, monos y felinos que enfrentan la pérdida de su hábitat.
Guichard explica que muchas de estas especies están ya fuera del alcance del ciudadano común:
“Hay muchas especies que se encuentran amenazadas y en peligro de extinción… una persona común que no visite zonas alejadas difícilmente podrá conocerlas. Estoy hablando del pavón, el quetzal, especies de cocodrilos, de monos, felinos, serpientes, lagartijas… muchas aves canoras y de ornato solo pueden conocerse en el zoológico”.
En Chiapas, el Zoológico Miguel Álvarez del Toro (ZOOMAT) se ha convertido en un refugio para estas especies, pues alrededor del 80% de los animales que resguarda están en la naturaleza bajo alguna categoría de amenaza o peligro de extinción. Su labor no solo es de conservación, sino también de educación ambiental.
“Prácticamente todos los animales que mantiene el zoológico es importante conocerlos aquí”, enfatiza Guichard, al subrayar la necesidad de generar conciencia ciudadana sobre la fragilidad de la biodiversidad.
En un estado como Chiapas, considerado uno de los de mayor riqueza biológica del país, especialistas insisten en que la primera acción para proteger a la fauna es aprender a convivir con ella: dejar de verla como amenaza, y reconocer que su conservación es clave para el equilibrio ambiental y la vida de las próximas generaciones.
Para Notinucleo Daniela Grajales