La exmandataria de Bolivia Jeanine Áñez salió este jueves de la cárcel de Miraflores, en La Paz, después de más de cuatro años y medio de reclusión, luego de que su sentencia de 10 años de prisión fuera anulada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), según confirmaron testigos en el lugar.
“Jamás hubo un golpe de Estado (…). Jamás voy a arrepentirme de haber servido a mi patria”, dijo con un altavoz ante la puerta del penal. Más tarde reiteró: “Jamás voy a arrepentirme de haber servido a la patria cuando la patria me necesitó”.
La decisión del TSJ, conocida el miércoles, anuló la condena por “incumplimiento de deberes” y “resoluciones contrarias a la Constitución” en el caso “Golpe II”, y sostuvo que la asunción de Áñez en 2019 no fue un acto de usurpación, sino “un acto de necesidad constitucional” ante un “vacío real de mando” producido por la renuncia pública del Ejecutivo y las cabezas del Legislativo, de acuerdo con el documento judicial citado por medios locales. Los magistrados ordenaron que la exmandataria sea juzgada mediante un juicio de privilegio, en reemplazo del proceso en la vía ordinaria que derivó en su condena.
Áñez, abogada de 58 años, había sido detenida en marzo de 2021 y condenada en junio de 2022. Fue trasladada primero al penal de Obrajes y luego a Miraflores, de donde salió este jueves a las 10:58 de la mañana (hora local) con una bandera boliviana en la mano, según la cronología difundida por canales nacionales.
“La sucesión no fue un acto de usurpación, sino un acto de necesidad constitucional”, sostiene el fallo, que también enfatiza que las renuncias de 2019 “fueron públicas, expresas y con efectos inmediatos”.