Durante el invierno es común que, en el hemisferio norte, verano en el cono sur, las estrellas parezcan más brillantes, esto es posible porque la Tierra cada año se ubica frente al brazo espiral local de la Vía Láctea.
En las noches de diciembre, enero y febrero, el cielo nocturno se aprecia con mayor claridad y nitidez, debido a que la Tierra se orienta hacia el lado opuesto del centro de la Vía Láctea, considerando que en junio, julio y agosto está situada hacia al núcleo de la galaxia.
De acuerdo con el sitio de Internet, EarthSky, hay algunas estrellas gigantes ubicadas en la dirección del brazo espiral de la galaxia, están “cerca” de la Tierra, por ello se ven brillantes.
El brazo espiral al que pertenece la Vía Láctea es conocido como “Brazo de Orión” o “Espolón de Orión”. Se trata de una extremidad secundaria, de unos tres mil 500 años luz de diámetro, con cerca de 10 mil años luz de longitud.
Tanto el Sol como la Tierra y el resto de los planetas pertenecientes al Sistema Solar radican dentro del “Brazo de Orión”. Todos ubicados cerca del borde interior de la extremidad, a la mitad de su longitud.