El incremento al precio de la energía eléctrica que entró en vigor a partir del primer día de noviembre, es otro golpe a la economía popular.
Es cierto que las nuevas tarifas van directo a los sectores industrial, comercial y al servicio doméstico de alto consumo, con cifras que oscilan entre 5.6 y 7.2 por ciento, pero al final quien sale pagando es el grueso de la población.
Hay que destacar que en agosto hubo un aumento y que si hacemos cuentas de octubre de 2015 a octubre de 2016, las tarifas las han incrementado entre 20 y 25 por ciento.
Desde luego que las voces de protesta, tanto del sector productivo como de la ciudadanía, no se hicieron esperar, pero lamentablemente, de nada sirve.
Incluso con la desvergüenza que caracteriza a algunos políticos, el coordinador de la bancada panista en la cámara federal de diputados, se atrevió a manifestar su desacuerdo cuando él, junto con el resto de los legisladores que conforman el congreso de la unión, han aprobado ésta y otras disposiciones legales, que en la práctica están perjudicando a los mexicanos.
¡Ah!, y por si fuera poco, también se anunció que México seguirá suministrando energía eléctrica a Guatemala al mismo precio previsto en el convenio que se tenía hasta diciembre próximo.
¡Nada más disparatado! Aquí se nos castiga y al vecino se le ayuda como si nosotros viviéramos una vida de holgura y de bonanza…