Tiene mucha razón el arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Fabio Martínez Castilla, al hacer un llamado a la sociedad a iniciar el nuevo año sin violencia.
Seguramente sus buenas intenciones harán eco en un amplio sector de la población, no así en los grupos beligerantes que en las últimas horas volvieron a salir a las calles, ahora bajo el pretexto del gasolinazo de año nuevo.
El mismo grupo de encapuchados que aparece y desaparece en marchas, plantones y toma de casetas, irrumpió violentamente en una gasolinera de Tapachula donde no solo robo gasolina y aceite para regalarla con la agente sino que ocasiono severos destrozos al inmueble.
En otros puntos del estado y del país, diversas organizaciones sociales bien identificadas llevaron a cabo marchas, plantones y cierres de carreteras en protesta por el alza a los precios de la gasolina, incluso el sector empresarial lanzo su pronunciamiento en contra de esta medida que le pega duramente al bolsillo de la población porque el incremento de otros insumos se disparó en las últimas horas.
Definitivamente quien o quienes mueven los hilos de estos encapuchados ya le agarraron la medida a las autoridades y a la misma población al llevar a cabo actos que están fuera de la ley con el propósito de desestabilizar a nuestro estado, pero como siempre, como se tratara de un acto de escapismo o de magia, huyen de la escena antes de que la policía arribe al lugar y de esto la ciudadanía ya está harta, pues una cosa es la libertad a nuestro derecho de expresión y otra muy diferente al libertinaje con que algunos actúan dirigidos por alguien con objetivos muy claros…