Hay sospechas de que los grupos subversivos, aunque la mayoría en condiciones de clandestinidad, están creciendo en el país como “bola de nieve”.
El decomiso de 100 cartuchos útiles para armas de fuego calibre 30.06 de uso antiaéreo que llegaron en un servicio de paquetería al aeropuerto de la ciudad de México procedente de Estados Unidos, suponen su existencia.
Según la Procuraduría General de la República, las ojivas ocultas en una caja de cartón con carcasas de autoestéreo, tenían como destino final una población del Estado de Michoacán.
No creemos que ese cargamento fuera a ser utilizado por los deportistas mexicanos de tiro al blanco para participar en las olimpiadas de Río 2016.
Todos sabemos que Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, están considerados como los Estados de mayor pobreza y atraso educativo, por eso son fácil “caldo de cultivo” para las inconformidades como ya lo estamos viendo con la presencia de la CNTE y sus movilizaciones.
Pero ¿qué significa subversión? Es un proceso por el que los valores y principios de un sistema establecido, se invierten, y se relacionan con un trastorno, una revuelta o una destrucción.
Aparte, o quizás correlacionados, están los cárteles del narcotráfico que también usan armas de alto poder todos los días para enfrentarse a sus rivales en el comercio de las drogas, o con las fuerzas de seguridad.
Por otro lado, en todos los puntos del país y nuestro Estado no es la excepción, todos los días se registran crímenes cometidos con armas de fuego.
Eso nos demuestra que la Ley de Armas de Fuego y Explosivos no se está haciendo respetar, porque tanto la delincuencia organizada como la delincuencia común, las utilizan impunemente para cometer sus fechorías.
Por todo lo anterior, es urgente una revisión de la situación que vive nuestra república mexicana en esta materia, porque el trasiego de armas y cartuchos, como el caso que aquí se comenta, no deja de ser “un foco rojo” que merece atención.