El mar de fondo no sólo ha erosionado la playa de Puerto Madero, antes San Benito y por donde llegaron hace un siglo los primeros migrantes japoneses, no sólo ha desbaratado palapas y provocado miedo, también durante su presencia; afecta a los buzos esos hombres de mar que con solo controlar la respiración retan al Océano Pacífico, como Rigoberto Arguello Velázquez, quien desde hace más de tres décadas le “roba” al mar el sustento diario
El mar de fondo también conocido como sistema de olas, mantiene su presencia desde hace tres días en las playas de Puerto Madero, este pueblo pesquero donde la vida parece detenerse al ritmo del oleaje del Pacífico cuyo nombre choca con su actitud.
Rigoberto, jefe de una familia de seis integrantes con el rostro tostado y curtido por el agua salada reconoce que sí es peligrosa su actividad pero de algo tiene que vivir
Es integrante de la Cooperativa de Moluscos de Puerto Madero, donde junto con otros quince buzos tratan de vivir o… sobrevivir y es que el mar de fondo reduce su ingreso hasta en un 70 por ciento.