En la Parroquia Nuestra Señora de Candelaria, ubicada en el Ejido Copoya, al sur de Tuxtla Gutiérrez, continúa el novenario dedicado a la Virgen del Rosario, una de las festividades más importantes para la comunidad, donde la música tradicional, las flores y la fe se entrelazan.
En el Ejido Copoya, al sur de Tuxtla Gutiérrez, se vive con fervor el novenario en honor a la Virgen del Rosario, una de las festividades más grandes de esta comunidad. Este año, las tradicionales “vírgenes” del templo dedican sus rezos y ofrendas a Nuestra Señora de Candelaria.
La música de tambor y flauta de carrizo marca el ritmo de los rezos, mientras el templo luce un colorido altar lleno de flores. En el centro, la imagen de la Virgen del Rosario; a su lado, las de Olaechea y Candelaria, todas coronadas y adornadas con collares florales.
Durante estos días, hombres y mujeres de Copoya, El Jobo, Piedra Santa, San Vicente y Villa de San José participan en la organización del festejo. Las mujeres, vestidas con falda rosada y blusa blanca, se encargan de mantener el altar y cambiar las flores cada noche, mientras que los hombres supervisan el orden y reparten café, pan y tamales a los visitantes.
El novenario en honor a la Virgen del Rosario se extenderá hasta completar los nueve días. Posteriormente, la comunidad se preparará para las próximas festividades en honor a la Virgen de Candelaria, que se celebran entre enero y febrero, reforzando así las tradiciones y la fe de los pueblos del sur de Tuxtla Gutiérrez.
Para Notinucleo Daniela Grajales